Elisa Díaz Castelo

    Laura Baezahas quoted2 years ago
    La bomba es una puerta abierta
    que nadie puede cerrar. Robert
    la dejó así, de par en par, al irse
    y se metió el desierto hasta la sala.
    El átomo se romperá
    como se rompen las varas secas
    debajo de las pezuñas de los caballos.
    Debora Salamancahas quoted6 months ago
    Creo en la geografía móvil de las sábanas
    y en la piel que ocultan.
    The PoemTubehas quotedlast year
    ESCOLIOSIS

    En la búsqueda de la forma
    se me distrajo el cuerpo. Es eso,
    nada más, asimetría.
    La errata vertebral,
    el calibraje óseo,
    la rotación espinada. Es el hueso
    mal conjugado.
    Es una forma de decir
    que a los doce años
    ya se ha cansado el cuerpo.
    Es la puntería errada de mis huesos,
    la desviada flecha.
    No es lo que debiera, mi esqueleto
    quiso escapar un poco
    de sí mismo. Se le dice escoliosis
    a esa migración de vértebras,
    a estos goznes mal nacidos,
    hueso ambiguo.
    A esa espina
    dorsal
    Jesús Pérez Esquivelhas quotedlast year
    La palabra es un cuerpo extraño que crece en la boca
    Sandy Jaguarhas quoted5 months ago
    tu madre llorando en la regadera, la palabra dolor tiene dos ojos, tu madre todo el día en la oscuridad
    Itzel Casaña Floreshas quotedlast year
    3. Envejeceré. Entonces nadie podrá creer que alguna vez fui amada.
    Itzel Casaña Floreshas quotedlast year
    Quise vaciar mi deuda con la vida,

    desvestirme de la sangre, ese vestido rojo

    que me abriga por dentro. Quise romper el límite

    entre el cuerpo y su sombra.
    The PoemTubehas quotedlast year
    Sólo de vez en cuando existíamos del todo, en especial las unas para las otras, en especial en domingo. El año recargaba sus estaciones contra la ventana de la cocina. Escribimos nuestros nombres sobre el vapor
    lilhas quotedlast year
    Me supe pronto su boca de memoria.
    lilhas quotedlast year
    Hasta los días felices,
    con su itinerario de té y ruido blanco,
    con su olor a lluvia y sus tardes de sol
    echadas a sus anchas como viejas mascotas
    sobre la baldosa del patio,
    hasta los días felices
    cuando no duele sonreírle a los otros
    o tomar a los niños de la mano,
    tienen su marialuisa de agobio,
    su tuétano de desamparo,
    son apenas vivibles
    y no alcanzan,
    como el domingo que de niños nos daban,
    para nada.
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