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César Sánchez

  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    Algunos años antes estuve en una ciudad donde no hubo 1939. Una ciudad que es buena para vivir y todavía mejor para morir. Una ciudad tranquila como un camposanto. ¿No te aburres?, me preguntan por teléfono. El ­aburrimiento es el emblema de esta ciudad. Aquí se han aburrido Canetti, Joyce, Dürrenmatt, Frisch e incluso Thomas Mann. Es algo presuntuoso comparar tu aburrimiento con el de ellos. No me aburro, contesto. Quién soy yo para aburrirme. Aunque en secreto anhelaba saborear el lujo del aburrimiento.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    He recorrido los cementerios del mundo, como todos los que tienen un miedo mortal a la muerte y al morir (en realidad, ¿a qué le tenemos más miedo, a la muerte o al morir?), que quieren ver la guarida de su miedo, convencerse de que es un lugar pacífico, silencioso, que, de hecho, está pensado para las personas, para el descanso… En fin, un lugar al que acostumbrarse. Aunque no puedas acostumbrarte. ¿No es extraño, me dijo Gaustín una vez, que siempre mueran los otros, nunca nosotros?
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    Para un búlgaro, quejarse es como hablar del tiempo en la borrascosa Albión: siempre procede.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    En todas las epopeyas antiguas existe un enemigo fuerte con el que medirse: el Toro del Cielo y Gilgamesh, el monstruo Grendel, su madre y al final el dragón que hiere a muerte al viejo Beowulf, todos los monstruos, toros y demás en las Metamorfosis de Ovidio, el cíclope en la Odisea y un largo etcétera. En las novelas actuales los monstruos han desaparecido, se han ido junto con los héroes. Cuando no hay monstruos, tampoco hay necesidad de héroes.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    Pero la vejez es el monstruo. Esta es la verdadera (y condenada) lucha, sin resplandor, sin fuegos artificiales, sin espadas incrustadas con el diente de san Pedro, sin armaduras mágicas ni ayudantes imprevistos, sin la esperanza de que los bardos canten tus hazañas, sin rituales…
    Una batalla épica sin epopeya.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    Sin querer te das cuenta de cuántas cosas en una clínica están potencialmente cargadas de una violencia oculta, como diría Foucault. Nada volvería a ser inocente: los baños, el comedor, el horno de gas, el médico de bata blanca que quiere ­ponerte la inyección, la iluminación, los ladridos de los perros afuera, la voz tajante, ciertas palabras en alemán…
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    … Generamos pasado sin cesar. Somos fábricas de pasado. Máquinas vivientes de producir pasado, qué si no. Comemos tiempo y generamos pasado. Ni siquiera la muerte es una solución. La persona se ha ido, pero su pasado permanece. ¿Adónde va después todo ese pasado personal? ¿Lo compra alguien, lo colecciona, lo tira a la basura? ¿O vagará por las calles como un periódico zarandeado por el viento? Adónde van todas esas historias sin concluir, todas esas relaciones truncadas que sangran todavía, los amantes con los que cortaste. «Cortaste», el verbo no es casual. Es verbo de carnicero.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    ¿Es degradable el pasado o permanece prácticamente inalterado, como las bolsas de plástico, envenenando lenta y profundamente aquello que lo rodea? ¿No debería haber también fábricas de reciclar pasado en alguna parte? ¿Se puede hacer del pasado algo que no sea pasado? ¿Es posible, a la inversa, reciclarlo en algún tipo de futuro, aunque sea de segunda mano? He aquí montones de preguntas al respecto.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    Ahora, con la llegada del Antropoceno y por vez primera, el glaciar, la tortuga, la mosca de la fruta, el Ginkgo biloba y la lombriz de tierra perciben con fuerza que algo en el tiempo humano ha cambiado. Nosotros somos el apocalipsis del mundo. En este sentido, también somos nuestro propio apocalipsis. Qué ironía, el Antropoceno, la primera era que lleva el nombre del ser humano, probablemente será también la última para él.
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    La suave tiranía de cada mayoría.
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