Están pero no puedes verlos.
Un hilillo de sangre le gotea por los muslos desnudos casi sin formar. El vestidico remendao hecho jirones. Se tambalea. No puede andar. Siente un dolor nuevo entre las piernas y en los pechos medio mordisqueados y en el cuello lleno de saliva seca. El pelo desordenado, parte arrancado a mordiscos parte con las manos. El pelo que ha quedado en el suelo, abandonado. Es un