—Es verdad que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control, pero nosotros no somos Víctor y Ágata. Recuérdalo. Esto no es Preludio de invierno.
—Ah, ¿no? —pregunto, sonriendo, a pesar de que la tristeza me está desgarrando por dentro—. ¿Qué es entonces?
—Los preludios son solo piezas introductorias. Nosotros somos mucho más. Algo más grande. —Tuerce los labios, pensativo, y de pronto sonríe—. Somos una sonata. Una sonata de verano.