pocas obras más misteriosas, más serenas y más bellas. Se diría que el autor gravita desde una montaña interior que sólo él conoce, y que desde lo alto de las cimas silenciosas ha visto a sus pies la naturaleza, los sistemas, las hipótesis y los pensamientos de los hombres. No resume: purifica; no juzga: domina sin hablar. En esos grandes diálogos profundos y solemnes, entremezclados de alusiones simbólicas que van a veces más allá del pensamiento, ha fijado el recuerdo de uno de los instantes más lúci