Luego se ven las cumbres de Paros y de Naxos, y también la pequeña Antíparos, casi confundida con los montes del fondo; y se distingue claramente la cima más alta de Heraclea, que emerge solitaria; y las costas de Íos y de Síkinos, que se perfilan sobre el agua brillante como lomos oscuros de ballena.