Por ejemplo, Virgilio le hace entender a Dante, al final de la primera parte, que para escapar del Infierno no tiene más remedio que contar con el diablo, dejarse caer por los flancos hirsutos de su cuerpo gigantesco, y así empiezan a deslizarse ambos como por escalones por las púas de su vello. En un determinado momento, Dante nota aterrorizado que están subiendo en vez de bajar y cree que están volviendo al reino de las sombras, pero no ha sido ninguna jugarreta del diablo, ni se han hundido cuando más se hundían, al contrario, suben sencillamente porque están saliendo: «A otro hemisferio tienes ahora acceso», le dice Virgilio. ¿No les parece a ustedes emocionante salir del mal por las mismas escaleras del mal, lograr cambiar su rumbo sin negar su existencia, aprovechándola?