Esta tarde has venido a mí llena de mariposas que nunca he tenido en mi colección, nuevas, vivas y recién nacidas, y yo te he recibido con la alegría de la genuina inocencia (la que no quiere ser pura, sino sincera), con el entusiasmo, con… ¿lo diré?… con el deseo desbordante de quien ya te ha deseado durante meses.