El 4 de noviembre se reunió un millón de personas con banderas, pancartas y carteles en Alexanderplatz, en Berlín del Este, y el 9 de noviembre cayó el Muro de Berlín. Un amigo que vivió aquello me contó que el muro cayó por la cantidad de gente que fue llegando animada por el rumor falso de que habían abierto el muro y así se hizo realidad aquel rumor en principio falso, pues los guardias perdieron su entereza y los dejaron pasar. El rumor se hizo real porque allí había gente suficiente para hacerlo verdadero. Una vez más, la gente escribía la historia con sus pies.