Como principio de unidad y permanencia, aparece como “la negación radical del tiempo humano”, que, por el contrario, es siempre inestable: borra, provoca el olvido y conduce a la muerte.4 Para Anaximandro de Mileto, filósofo presocrático del siglo VI a.C., Cronos no se diviniza, pero existe un “orden del tiempo” (taxis) que tiene que ver con la justicia.