Sergio Fosela

«toda acción tiene su reacción».

El maestro aparece cuando el alumno está preparado. Si el alumno no lo lleva dentr

pedí que se pusiera bocabajo y le di mordiscos en la nuca, en la unión del cuello con la espalda, en las costillas, en las nalgas, mientras mis manos recorrían otras partes de su cuerpo, sin orden, hasta donde llegaban, combinando las yemas de los dedos con deslizamientos más profundos con las palmas, rodeando ampliamente la zona genital,

La maestría de alcoba significa descubrir, con delicadeza, qué precisa cada mujer. Saber si necesita un masaje y de qué tipo; si necesita que recorran su piel con caricias o un simple abrazo. Saber si necesita compañía y que la escuchen en silencio o hacer el amor de una manera específica; si necesita que le enseñen alguna técnica amatoria o una práctica erótica que le dé seguridad, o cómo crear sus propios mapas de placer… En definitiva, significa estar para ella. El maestro de alcoba entrega amor universal, sutil e integral.

Si hubiéramos seguido recto hacia Las Teresitas en lugar de subir por la Rambla, cuyo paseo está flanqueado de grandes árboles, nos habríamos derretido.

Posé mi índice y mi pulgar sobre el capuchón del clítoris y, agarrándolo por los lados, presioné ligeramente añadiendo un pequeño movimiento circular hasta que noté la cabecita.

«toda acción tiene su reacción»