Elena de la Aldea

¿Qué tan verdad es mi verdad? Apenas una de tantas parcialidades. Andamos por ahí creyéndonos libres y dueños de pensar y sentir, como si nuestros pensamientos y sentimientos fueran tan originalmente nuestros.

En el cuidado hay empatía, conexión profunda con los otros y, simultáneamente, conocimiento por experiencia y/o formación de cómo satisfacer las peculiares y propias necesidades de ese otro.

Por eso Adriana Marcus (médica y escritora) propone escribir en todas las paredes: «La relación de intercambio funda la comunidad humana».

los problemas sociales ocurren por la falla de esa ligadura de lo colectivo, por individualismo exacerbado, por egoísmo, por falta de políticas que alienten el encuentro de lo comunitario, de prácticas solidarias.

Las lógicas de la división del trabajo del patriarcado se basan en el supuesto de que por «naturaleza» las mujeres nacen como cuidadoras, como si fuera una condición biológica estructural de género. De esa manera se borra la determinación social que el patriarcado ha establecido para ello desde tiempos inmemoriales.

encontramos con una tensión creciente entre los tiempos cronológicos y los tiempos necesarios para los cuidados de las personas.

Entonces comunidad es lo que une y amalgama la variedad de las perspectivas y los comportamientos, sin perder la riqueza de la otredad que esas diferencias manifiestan.

Son ellos, los cuidados, con su potencia ética, los que nos conducen al reconocimiento de la frágil y vulnerable condición humana.

migración en sí misma es un desafío, una posibilidad y una pérdida,

Adultos que hipotecan el presente por un futuro incierto.