Marie Bonnafé

cada una expresa sus dudas o sus reticencias sobre poner al alcance de los niños un objeto que puede romperse, ensuciarse, maltratarse.

a persona que narra los cuentos podrá cansarse más pronto que los niños, quienes pueden escuchar sin descanso sucesivamente un gran número de cuentos.

interés espontáneo de los bebés por la literatura de los primeros álbumes, aun cuando no estén familiarizados con los libros, ya no es algo que necesite demostrarse.

Más que hojearlo, lo sacude

Los más pequeños están cautivados por el ritmo de la narración y por la música de las palabras; los más grandes por el desarrollo de la historia.

Pronto aprenden a hojear solos el libro: lo abren, lo cierran, lo exploran por todos lados

os bebés, pequeñitos o grandes, son capaces de ocupar el rincón de lectura durante largos ratos.

de los diez meses y hasta los dos años

Un niño a quien ya se le narran historias se acomodará y nos tenderá con gesto imperioso un libro diciendo “¡ee!” (¡lee!) o “¡conta!”

Mientras más se carece de algo, más se pide.