Adolfo Serra

Navegar es necesario»: «Vivir no es necesario; lo que es necesario es crear»

TODAS LAS CARTAS DE AMOR…

Todas las cartas de amor son

ridículas.

No serían cartas de amor si no fueran

ridículas.

También yo escribí en mis tiempos cartas de amor,

como las demás,

ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,

tienen que ser

ridículas.

Pero, al final,

solo las criaturas que nunca escribieron

cartas de amor

son

ridículas.

Quién volviera al tiempo en que escribía

sin prestar atención

cartas de amor

ridículas.

Lo cierto es que hoy

mis recuerdos

de aquellas cartas de amor

son

ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,

como los sentimientos esdrújulos,

son naturalmente

ridículas.)

la taza que el niño que murió usaba siempre para beber
y tiene un asa descascarillada (y todo esto cabe en un corazón
de madre y lo llena)

las puertas que se abren y la razón por la cual se abren,
y las cosas que hicieron antes las manos que abren las puertas

Dios guarda todo eso en el Misterio, y a veces lo sentimos
y la vida pesa de repente y hace mucho frío más cerca que
en el cuerpo.

en cuya caída de ojos hay un paisaje de Holanda,
con las cabezas de las mujeres tocadas de lino
y todo el esfuerzo cotidiano de un pueblo pacífico y limpio…
Aquella que es el anillo dejado sobre la cómoda
y la cinta pillada al cerrar el cajón

el talento, la virtud, la impunidad,
la tendencia a acompañar a los otros a casa

la vida duele cuanto más se goza y cuanto más se inventa

herido en la boca de morder cosas,
con las uñas ensangrentadas de agarrarme a cosas.
Y después dadme la celda que queráis; que yo recordaré la vida

como una frase escrita por un enfermo en el libro de una

muchacha que encontró en la terraza