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Louisa May Alcott

  • mercury Hrnandezhas quoted2 years ago
    Nuestras cargas están aquí, nuestro camino está delante de nosotras y el deseo de bondad y felicidad es el guía que nos dirige a través de muchas penas y equivocaciones hasta la paz,
  • Yamileth Zaratehas quoted9 months ago
    Es tan triste ser pobre
  • corteshabigailhas quotedlast year
    Al decir esto sacudió pesarosa su cabecita, pensando quizá en todas las cosas bonitas que deseaba.
  • Emihas quotedlast year
    Margaret o Meg, la mayor de las cuatro chicas, tenía dieciséis años; era muy bonita, regordeta y rubia; tenía los ojos grandes, abundante pelo castaño claro, boca delicada y unas manos blancas, de las cuales se vanagloriaba un poco. Jo, que tenía quince años, era muy alta, esbelta y morena, y le recordaba a uno un potro; nunca parecía saber qué hacer con sus largas extremidades, que se le atravesaban en el camino. Tenía la boca decidida, la nariz respingada, ojos grises muy penetrantes, que parecían verlo todo, y se ponían alternativamente feroces, burlones o pensativos. Su única belleza era su cabello, hermoso y largo, pero generalmente lo llevaba descuidadamente recogido en una redecilla para que no le estorbara; los hombros cargados, las manos y los pies grandes y un aire de abandono en su vestido y la tosquedad de una chica que se hacía rápidamente mujer a pesar suyo. Elizabeth o Beth tenía unos trece años; su cara era rosada, el pelo liso y los ojos claros; había cierta timidez en el ademán y en la voz; pero una expresión llena de paz, que rara vez se turbaba. Su padre la llamaba “Pequeña Tranquilidad”, y el nombre era muy adecuado, porque parecía vivir en un mundo feliz, su propio reino, del cual no salía sino para encontrar a los pocos a quienes amaba y respetaba. Aunque fuese la más joven, Amy era una persona importantísima, al menos en su propia opinión.

    Una verdadera virgen de la nieve; los ojos azules, el pelo color de oro, formando bucles sobre las espaldas, pálida y grácil, siempre se comportaba como una señorita cuidadosa de sus maneras.
  • ochoafiorelhas quoted2 years ago
    —¡Soy egoísta! Pero trataré de ser mejor para que no se lleve un chasco conmigo.
  • ochoafiorelhas quoted2 years ago
    —¡Soy egoísta! Pero trataré de ser mejor para que no se lleve un chasco conmigo.

    — ¡Trataremos todas! —exclamó Meg —. Pienso demasiado en mi apariencia y detesto trabajar, pero no lo haré más si puedo remediarlo.

    — Trataré de ser lo que le gusta a él llamarme “una mujercita”, y no ser brusca y atolondrada; cumpliré aquí con mi deber en vez de desear estar en otra parte —dijo Jo, pensando que dominarse a sí misma era obra más difícil que hacer frente a unos rebeldes.
  • Dennis Clhas quoted2 years ago
    —Por eso lo hago.

    —Detesto a las muchachas rudas, de modales ordinarios.

    —Y yo aborrezco a las muchachas afectadas y pedantes.
  • Dennis Clhas quoted2 years ago
    —¡No lo soy! ¡Y si el ponerme moño me hace señorita, me arreglaré el pelo en dos trenzas hasta que tenga veinte años! —
  • Dennis Clhas quoted2 years ago
    Detesto pensar que he de crecer y ser la señorita March, vestirme con faldas largas y ponerme primorosa. Ya es bastante malo ser chica, gustándome tanto los juegos, las maneras y los trabajos de los muchachos.
  • Dennis Clhas quoted2 years ago
    —Me gustaría poder enviar a papá mi ramillete. Temo que él no pase una Navidad tan feliz como nosotras.
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