La razón es el refugio de la cobardía y la decadencia en frente de la vida, que es plenitud y sinrazón. Y por eso, hay que recuperar el heroísmo perdido. Según el autor, la búsqueda de valores auténticos pasa por valorar la tierra y el amor a la vida. Por ello, hay un nuevo hombre hecho a sí mismo, libre. Sin Dios. Y en este hombre nuevo ya no luchan dos principios absolutos: el Bien y el Mal. Hay un más allá que supera los dos principios: la vida. Ha comenzado una nueva humanidad.