“¿Cuántas Emilias? Mil y ninguna, mil y la suya.”
¿Cómo deshacerse del arrobo del amor estrujando el corazón? ¿Cómo entender los deseos ígneos de la pasión que hierve y revolotea trepidante en nuestras entrañas? ¿Cómo detener el galope arrojado del corazón al ver, oler y sentir la cercanía del ser amado?
“—Tú naciste con luz eléctrica —contestó su padre—. Quién sabe cuántas cosas vas a querer de la vida.”
Estamos a finales del siglo XIX, en el convulso México prerrevolucionario, el boticario Diego Sauri ha llegado de Isla Mujeres arrastrando con él la sal y la arena del caribe mexicano, combina su conocimiento médico europeo con saberes indígenas con su fuerte e irredento compromiso político, se casa con Josefa Veytia, mujer de bandera nacida en Puebla, una mujer amorosa y honesta, con raíces profundas y opiniones asertivas. De su unión, nace Emilia Sauri, criada para ser fuerte, inteligente, libre e independiente, arropada por el silbido de su madre y apasionada de la medicina, tiene la fortuna de aprender el mundo de quienes viven con ingenio, avidez y entereza. Con esa convicción, divide su corazón entre dos hombres, el primero, Daniel Cuenca, un aventurero y revolucionario que pobló sus sueños infantiles y, el segundo, Antonio Zavalza, un médico que busca la paz en medio de la guerra civil.
“No lo besó para no despertarlo, para llevarse el conjuro de quien no se despide para no irse del todo.”
Ángeles Mastretta es espectacular contando historias, describe con un oficio literario increíble la pasión de los amantes entretejida con la de un país destrozado por la guerra y vincula esta descripción con personajes entrañables como Milagros Veytia, hermana de Josefa y la madrina de Emilia, mujer extravagante, militante política, de pensamiento propio y disruptivo, ejemplo de mujer fuerte, independiente y poco preocupada por las reglas sociales para el género femenino; el doctor Cuenca, amigo de Diego, es médico y organiza tertulias donde se reúnen artistas y personas comprometidas con la política anti reeleccionista, él le enseña a tocar el chelo y luego le da clases de medicina; y la pobre María de la Soledad Casilda de la Virgen de Guadalupe de los Sagrados Corazones de Jesús y María, mejor amiga de Emilia y criada de acuerdo con valores tradicionales.
“«De todos los riesgos que he corrido por usted, el único que no hubiera corrido nunca es el de no haberlos corrido».”
“Mal de amores” fue galardonada con el prestigioso Premio Rómulo Gallegos en 1997, es una novela imperdible para quienes nos fascinamos con la escritura de Ángeles, necesaria para remover el corazón, amar más a México y reconciliarnos con el concepto que tenemos de amor, no del real, de ese poético que arde muy adentro y se desata cuando amamos inevitablemente, porque, en lo que respecta a la literatura de Ángeles Mastretta “el que se va es mi cuerpo, mi cabeza, siempre está contigo.”
Un clásico, una novela magnífica y uno de mis libros favoritos de la vida.
Pff! Qué buen libro!, a decir verdad me negaba a leerlo pero tuve curiosidad y aquí estoy, maravillada de esta joya. Me han gustado muchísimo todos sus personajes, la trama, el humor y la forma de ser narrado! Si tienes la oportunidad de leerlo, adelante y luego vamos a comentarlo si?
No es lo que esperaba
Lo leí porque lo encontré en el librero de mi madre, y no se por qué me negué tantos años esta joya, un librazo de principio a fin que me estremeció, me enterneció y me hizo vibrar con la valentía de la protagonista.
Extraordinario
Excelente libro y narración
"Isabel Arango creció intensa y desatada como el olor del café" bajo el amparo de aquellos enigmáticos y majestuosos Popocatépetl e Iztaccíhuatl, quienes han estado antes y estarán despues, quienes parecen eternos. En "Ninguna eternidad como la mía", Ángeles Mastretta nos traslada al México posrevolucionario de la segunda década del siglo XX para narrarnos la historia de Isabel, una joven que emigra al Distrito Federal (hoy CDMX) para estudiar danza.
Mastretta construye con maestría y poesía, un personaje lleno de pasión por el amor, la vida y la danza; una adolescente en busca de la autenticidad en un escenario pleno de seducciones, pero también de peligros; una época en la que los volcanes y los gallos aún estaban al alcance de nuestros sentidos. La danza, el amor y la ciudad: tres elementos con los que la autora traza un amplio y fascinante relato en cuyo curso la escritura baila sin parar.
No esperaba que fuera tan corto, y tampoco tan hermoso, ya había olvidado lo bello de leer a Ángeles y lo poderoso de su oficio, es única e incomparable, que hermoso ha sido volver a leerla saboreando los aromas, las vistas y la comida de México en sus letras, eso que consideramos perdurable, eterno, lo es en nuestro universo particular, ninguna eternidad como la de Isabel, o la mía, o la tuya, o la de cualquiera que haya subido a ese cielo.