Me gustaría contestarles que no, que no estoy bien, que mi marido va a dejarme esta noche. O, para formularlo de otra forma, para que se sientan más implicados: vuestro padre va a dejarme esta noche, ¿lo entendéis? Os lo anunciaremos la semana que viene después de cenar, probablemente el miércoles por la noche, cuando hayamos dedicado tiempo a elegir las palabras y el momento para contarlo. Estaremos los cuatro sentados en torno a esta misma mesa, vuestro padre se levantará para apagar la música, volverá junto a mí, me pondrá una mano solemne en el hombro, se sentará de nuevo y será el primero en hablar:
—Niños, mamá y yo tenemos que deciros algo importante.