Yo nunca llevaba ninguna foto encima. Pero las personas que se fueron, los lugares que dejé atrás y el tiempo que ya pasó siempre estaban presentes, en frente de mis ojos. Yo vivía de espaldas al futuro, evitándolo, mirando solo al pasado. Lo que sentía no era añoranza ni nostalgia, no era nada tan dulce. Simplemente no podía soportar el presente y el futuro me aterrorizaba, y cuando me quise dar cuenta estaba hundido en un pasado que una vez acontecido ya no podía llevarme a ninguna parte. No sé si el tiempo llegó a su fin o si se detuvo temporalmente; no sé si es algo que se puede rebobinar y empezar de nuevo, como una película. O puede ser que el tiempo me expulsara para siempre.