Es una nación donde todos reciben golpes y desean darlos al que está más abajo. El puntapié que suelta el emperador se transmite de dorso en dorso hasta las últimas capas sociales. Los golpes empiezan en la escuela y se continúan en el cuartel, formando parte de la educación. El aprendizaje de los príncipes herederos de Prusia consistió siempre en recibir bofetadas y palos de su progenitor el rey. El káiser pegó a sus retoños; el oficial, a sus soldados; el padre, a sus hijos y a la mujer; el maestro, a los alumnos; y cuando el superior no puede dar golpes, impone a los que tiene debajo el tormento del ultraje moral.
Por eso, cuando abandonaba su vida ordinaria, tomando las armas para caer sobre otro grupo humano, eran de una ferocidad implacable.