Hijo, una buena mujer es difícil de encontrar y un tesoro incalculable. Nunca olvides el regalo que te da Dios ni a Su Altísimo, y siempre acude a Él en tiempos de dificultad. Sé su amigo, su mayor admirador y seguidor, y siempre, siempre saca la basura, y si quieres hacer méritos, ofrécete para fregar los platos