La principal de estas era la seda. Aparte del valor que le daban las tribus nómadas, la seda tenía varias funciones importantes en el mundo antiguo. Durante la dinastía Han se usaba, junto con el dinero en metálico y el grano, para pagar a los soldados. En cierto sentido, era la moneda más fiable: producir dinero en cantidades suficientes era difícil y el hecho de que no todo el país estuviera monetizado suponía un problema; las dificultades era particularmente evidentes cuando se trataba de pagar al ejército, pues los escenarios de acción solían estar situados en regiones remotas, en las que el dinero en metálico era prácticamente inútil. El grano, por su parte, tenía el inconveniente de que pasado un tiempo se pudría. En consecuencia, era habitual usar rollos de seda cruda como moneda, ya fuera para pagar los salarios o, como en el caso de un monasterio budista de Asia Central, cancelar las multas que se imponían a los monjes que quebrantaban las reglas del centro.[47] La seda se convirtió al mismo tiempo en una divisa internacional y en un artículo de lujo.