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Bruce Bueno de Mesquita

  • Jhonfred Galarragahas quoted2 years ago
    La obra de Bill Easterly pone de manifiesto que esto no es la excepción, sino la norma.
  • Josehas quotedlast year
    La reglas de la política, como sabemos, mandan a los líderes que no hagan por el pueblo más de lo absolutamente esencial para evitar la rebelión
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    Lo que importa aquí es la pasta. [Un] líder necesita dinero,

    oro y diamantes para atender sus cien castillos, mantener a sus

    mil mujeres, comprar coches para los millones de lameculos

    que tiene bajo sus talones y reforzar las fuerzas militares leales,

    y que le quede suficiente suelto para depositarlo en sus cuentas

    numeradas en Suiza.

    Mobutu Sese Seko del Zaire, probablemente apócrifo

    («Mwalimu Nyerere: “How I weep for Arusha

    Declaration!”», Arusha Times, 8 octubre 2005, pág. 390)
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    ¡Y los hombres son algunas veces dueños de su destino! ¡La

    culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de noso-

    tros mismos, que consentimos en ser inferiores!

    William Shakespeare, Julio César
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    Quienes ocupan el poder son distintos de los demás: pueden concebir normas en beneficio suyo y hacer que les sea más fácil conseguir lo que quieren
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    De hecho, la mala conducta es la mayoría de las veces buena política. Este axioma es válido ya se gobierne una población diminuta, un negocio familiar, una megacorporación o un imperio mundial
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    Para comprender la política como es debido, tenemos que modificar en particular algo que se suele dar por sentado: tenemos que dejar de pensar que los dirigentes pueden mandar por sí solos.

    Ningún líder es monolítico. Para comprender cómo funciona el poder tenemos que dejar de pensar que el norcoreano Kim Jong Il puede hacer lo que quiera.
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    Aunque la etimología de «monarquía» sea «el gobierno de uno solo», dicho gobierno no existe, ni ha existido, ni puede existir. Se atribuye a Luis, quizá falsamente, la famosa proclama l’État, c’est moi: el Estado soy yo. Esta declaración es utilizada a menudo para describir la vida política de los monarcas supuestamente absolutos como Luis y de los dictadores tiránicos. La declaración de absolutismo, sin embargo, nunca es cierta. Ningún dirigente, por muy augusto y venerado, por muy cruel y vengativo que sea, es independiente nunca. En realidad, Luis XIV, en apariencia un monarca absoluto, es un estupendo ejemplo de lo falsa que es esta idea del liderazgo monolítico
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    Como todos los dirigentes, Luis forjó una relación de simbiosis con su círculo íntimo. No podía tener esperanzas de prosperar en el poder sin la ayuda de quienes formaban parte de él, y estos no podían tenerlas de cosechar los beneficios de sus cargos sin seguir siendo leales a él. Y fueron leales. Luis XIV se mantuvo en el trono por espacio de
  • Federico Llanoshas quotedlast year
    setenta y dos años, hasta que murió de viejo, tranquilamente, en 1715.
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