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Jorge Volpi

  • Joan Garcíahas quoted12 days ago
    Cada día succionan 92 mil barriles de petróleo y 516.7 millones de pies cúbicos de gas
  • Joan Garcíahas quoted12 days ago
    Cada día succionan 92 mil barriles de petróleo y 516.7 millones de pies cúbicos de gas
  • Joan Garcíahas quoted12 days ago
    Cada día succionan 92 mil barriles de petróleo y 516.7 millones de pies cúbicos de gas
  • Joan Garcíahas quoted12 days ago
    Cada día succionan 92 mil barriles de petróleo y 516.7 millones de pies cúbicos de gas
  • Joan Garcíahas quoted4 days ago
    las condiciones de marginación e injusticia que sufren los indígenas chiapanecos se remontan a tiempos ancestrales.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted8 months ago
    Todo empezó el día de año nuevo de 1994. Como en otras partes del mundo, en México hay pocas mañanas tan silenciosas y anodinas como ésta: tras la embriaguez y el júbilo de la fiesta, sus horas se reservan a restañar los estragos del alco-hol. Para colmo, en los círculos oficiales la celebración había sido doble, pues no sólo se brindó por el inicio del año, sino sobre todo por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una de las principales metas del gobierno de Salinas de Gortari. Para él, esta fecha anunciaba el inicio de una nueva época de modernidad para México y, al mismo tiempo, su glorioso paso a la historia. Tras las fraudulentas elecciones que le dieron el triunfo en 1988, Salinas había llevado a la práctica espectaculares medidas para reactivar la economía, acaparando un amplio reconocimiento internacional; no hacía mucho, la revista Time, esa Biblia de las élites globales, lo había nombrado “hombre del año”, y su popularidad aumentaba día a día pese a las críticas de sus detractores, quienes lo acusaban de privilegiar la reforma eco-nómica sobre la política y de preservar las bases autoritarias y antidemocráticas del Estado mexicano.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted8 months ago
    durante las primeras horas de la mañana, cuando comenzaron a circular erráticas y disparatadas versiones sobre una aparente sublevación en el estado de Chiapas. Al parecer, un grupo de guerrilleros, miembros de un “autodenominado” Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha-bían tomado por asalto la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, así como otras localidades aledañas, declarándole la guerra al ejército federal mexicano. Según las primeras declaraciones de los alzados, su objetivo consistía en avanzar rumbo a la ciudad de México para deponer a Salinas, cuyo gobierno consideraban ilegítimo. En el panfleto que repartieron a la sorprendida población local, titulado “Declaración de la Selva Lacandona”, los rebeldes clamaban:

    -Hoy decimos: ¡BASTA! -y, con el tono heroico de los iluminados, añadían-: Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático. Intégrate a las fuerzas insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted8 months ago
    1994 nació, así, como uno de los años capitales en la histo-ria reciente de México. Al igual que 1910, cuando comenzó la Revolución, o 1968, el año de la masacre de Tlatelolco, 1994 fue un año sorpresivo pero, asimismo, un momento en el cual explotaron todas las contradicciones y pugnas incubadas durante las décadas previas. Su inicio no podía resultar más paradójico: si por un lado se anunciaba el TLCAN y México se disponía a integrarse en el espacio económico de América del Norte, uno de los más amplios y ricos del orbe, por el otro, los guerrilleros zapatistas echaban a perder la fiesta y demostraban que el pasado, con su carga de injusticia, racismo y miseria, seguía siendo la verdadera realidad detrás de los brindis y las máscaras.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted8 months ago
    Aunque entonces nadie pudiera sospecharlo, cuando las tropas del EZLN se apoderaron de San Cristóbal de Las Casas y otras localidades chiapanecas el 1° de enero de 1994, en realidad se pusieron en marcha dos guerras. Una, por la vía armada, entre los rebeldes y el ejército federal, que se cobró un gran número de víctimas reales que es necesario no olvidar; y otra, menos trágica pero igualmente violenta, a través de las miles de páginas escritas por todos los actores políticos y por los propios zapatistas.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted8 months ago
    Más allá del contenido ideológico de la Declaración, importa destacar que desde ese momento el líder zapatista ya imaginaba que sus victorias futuras no dependerían tanto de su capacidad bélica, siempre limitada, como de su talento para conquistar a la opinión pública.
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