Santiago Roncagliolo

Si el encierro es el infierno, en sociedades tan inequitativas como las de América Latina, también es un privilegio.

Estamos olvidando el rostro humano oculto tras la máscara.

A veces tienes grandes ideales y la vida te hace una putada, de verdad.

El virus nos obliga a vivir con lo indispensable: la gente que amas. El espacio preciso. La comida que puedes hacer con tus propias manos. Y resulta que la cultura forma parte de ello.

Tu familia es esa gente con la que no hace falta hablar de cosas interesantes.

El virus nos obliga a vivir con lo indispensable: la gente que amas. El espacio preciso

Parafraseando a Andy Warhol, la realidad es aquello que puedes hacer pasar como real.

Los libros son una buena patria para los que no son de ninguna parte.

su vieja amiga, aún recuerda a Morote como «una de las personas más puras que he conocido. En los sesenta, Osmán no se atrevía siquiera a besar a una chica. Una amiga nuestra estaba enamorada de él, y él de ella. Pero era muy tímido. Una tarde les organizamos un corralito. Estábamos en mi casa algunos amigos, y todos nos fuimos a comprar algo de tomar para dejarlos solos. Tardamos horas. Al regresar, le preguntamos a ella: “¿Y? ¿Pasó algo?”. Respondió: “Nada. Osmán sólo me ha leído citas de Mao toda la tarde”».

Yo ya estoy muerta, pero el partido nunca va a morir. Cuando yo esté muerta, el partido lo aniquilará. Además, yo moriré sabiendo que venceremos. En cambio, usted morirá sin saber por qué.