De pronto, y sin haberse puesto de acuerdo, todas las mujeres que estaban ahí decidieron que no dejarían pasar un camión más, una noche más de incertidumbre ni un árbol cortado más. Era ahora o nunca, y con palos, piedras, cohetes, gritos y sus propios cuerpos, hicieron que se detuviera ese camión cargado de árboles robados.