Las horas es, como pocas obras han conseguido, un ejercicio magistral de dosificación paulatina de la tensión argumental.
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a) Traición y venganza: por ejemplo, Moby Dick, de Herman Melville, o Los miserables, de Victor Hugo. En ocasiones, el protagonista es el artífice de la «traición», como Emma en Madame Bovary.
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b) La rebelión.
En este arquetipo, el protagonista se rebela por razones personales, sociales o políticas.
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c) La búsqueda y el viaje.
Estos relatos implican un viaje de vuelta a casa o a los orígenes del protagonista en el sentido literal o metafórico del término.
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d) El drama.
En este arquetipo se desarrolla una historia angustiosa, personal o social, que acaba irremediablemente mal.
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que puede tratarse de un mero observador pasivo de la realidad u ofrecer una mirada deshumanizadora de la misma.
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Algunos ejemplos de estereotipos de personajes serían el «héroe», el «anciano sabio», el «policía bueno», el «malhechor corrupto», la «mujer bella y sensible», o el «artista atormentado».
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TOM WOLFE, La hoguera de las vanidades.
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Como tema secundario, Dumas describe un fiel retrato de la alta sociedad francesa en el siglo XIX.
El conde de Montecristo
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La tensión puede esconderse en el original y cautivador estilo de un escritor (por ejemplo, muchas obras de Julio Cortázar), en el trepidante argumento, el maravilloso personaje principal o en unos temas interesantes.