aunque los interesados no departan en persona, cara a cara, sino escribiéndose, a menudo por WhatsApp o por Instagram, de manera que el inicio de la relación, y a veces el final, suele tener lugar a través del medio tecnológico. De igual forma, la actividad sexual real suele sustituirse por la experiencia online: en el ordenador o en el móvil se mira a otros mientras hacen el amor, con el riesgo de generar unas expectativas irreales y el temor de no estar a la altura de la prestancia física y de la actuación de lo que se observa.