La India septentrional está separada de la peninsular, conocida como Decán, por cadenas de colinas bajas, junglas de maleza y ríos que van hacia el oeste. Si bien no son una barrera tan imponente como el alto Himalaya, los montes de la India central permitieron que los pueblos asentados del sur, con lenguas derivadas de la familia dravídica, desarrollaran características culturales diferenciadas. Además, a diferencia de las extensas llanuras del valle del Ganges, la tierra del sur, con sus valles fluviales separados unos de otros por colinas, junto con las cordilleras costeras llamadas «ghats», contribuyó a que estos pueblos desarrollaran sus propios estados e incluso sus propios idiomas. A pesar de toda esta diversidad, sin embargo, en la Edad Media llegaron a la mayoría de las zonas del subcontinente elementos unificadores de lo que podemos llamar civilización índica. Nuestro libro se inicia con un examen de esta civilización medieval de la India.