Mitsuyo Kakuta

  • Natalia Cabildo Rodriguezhas quoted2 years ago
    . Le tiemblan las manos, las piernas. Le duele incluso la cabeza, un dolor que llega acompasado con las palpitaciones.
  • aicirtaPhas quoted6 months ago
    «Sólo una persona podrá sacarme de aquellos lugares en los que me he visto obligada a estar y esa persona soy yo».
  • aicirtaPhas quoted6 months ago
    La cigarra del octavo día puede ver cosas que las demás no ven.
  • aicirtaPhas quoted6 months ago
    Al cabo de todos estos años me ha hecho darme cuenta de que Etsuko Akiyama, que se abalanzó sobre mí, me abrazó fuerte y me apartó cuando vio que me había hecho pis encima, y Kiwako Nonomiya eran las dos mi madre.
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    Sayoko volvió a pensar que parecía una sin techo a la que acababan de ofrecer un trabajo. Se sentía realmente así. «La patrona y las amas de casa sin techo que no saben ganarse la vida, eso es lo que parecemos.»
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    Así que ahora te vas a convertir en una mujer de la limpieza». El comentario la ofendió, pero era la pura realidad. No era más que una señora de la limpieza
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    A medida que la grasa desaparecía, notaba cómo su cabeza se iba quedando en blanco.
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    Los sarcasmos de su suegra desaparecieron, junto con la lista de espera de la guardería, las dudas sobre su decisión de trabajar… Un vacío reconfortante se apoderó de ella. Le habría gustado quedarse allí para siempre
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    La mayoría de ellas se graduaba sin la menor idea de lo que quería hacer. Lo único que tenían claro era que no albergaban ninguna intención de trabajar
  • Claudia Clementehas quoted5 months ago
    Sayoko se dio cuenta de que había despertado el interés en las demás, que escuchaban atentas, atraídas por su ligera euforia al hablar. Le habría gustado seguir. Durante todos esos años había soportado el peso de una culpa incierta: culpa por haber renunciado a su trabajo, por convertirse en ama de casa, por molestarle tener que llevar a su hija a la guardería, por alegrarse cuando llovía, por llevarla cuando los demás le decían que era una crueldad, por haberse sentido muchas veces al borde de la depresión. Ahora, en cambio, sentía que todo eso no había sido en vano. Todas sus dudas habían terminado por llevarla a alguna parte.
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