“La carne no es triste, es siniestra. Permanece a la izquierda de nuestra alma, nos asalta en las horas más perdidas, nos arrastra por anchos mares, nos hace naufragar y nos salva; la carne es nuestro guía, nuestra luz negra y densa, el pozo de atracción en el que nuestra vida se desliza en espiral, succionada hasta el vértigo”.