Albert O. Hirschman

expresaba una enorme preocupación por la “retórica” más que por la cosmovisión que podían tener detrás los reaccionarios. Dicho en otras palabras, asumía que, en el quehacer de “la reacción” desde la Revolución francesa hasta la actualidad, se mezclaban al menos tres cosas: la lucha discursiva permanente entre los que han querido expandir la democracia y los que han querido maniatarla; la certeza de lo que apun

asumía que, en el quehacer de “la reacción” desde la Revolución francesa hasta la actualidad, se mezclaban al menos tres cosas: la lucha discursiva permanente entre los que han querido expandir la democracia y los que han querido maniatarla; la certeza de lo que apuntó Klemperer acerca de que el nazismo llegó antes a través del lenguaje que con la violencia
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; y la constatación de que mentir con la intención de operar directamente en la contienda política es algo que ya existía antes de las fake news

capacidad de una sociedad para mantener conversaciones abiertas entre rivales que admitieran la posibilidad de estar equivocados era un indicador de su vida democrática y de su capacidad para promover futuros no proyectados para sus ciudadanos”

respuesta a la “crisis de la democracia” por parte de los sectores progresistas no parecía estar siendo virtuosa. ¿Y si se estuviera ayudando a la reacción precisamente por la obcecación de la izquierda?

cambios sociales y políticos no van a servir de nada (futilidad), van a empeorar aquello que quieres mejorar (perversidad), y, por último, se corre el peligro de perder logros anteriores (riesgo). Las tesis tienen indudablemente fuerza —por eso se repiten

“La paz es una victoria virtual, muda y continua de las fuerzas posibles sobre los apetitos probables”)