Rosario Castellanos

No me explico por qué

fue indispensable que alguien inventara el reloj
y desde entonces todo se atrasa o se adelanta,
la vida se fracciona en horas y en minutos

o se quiebra o se para

No soy de los que exprimen
su corazón en un lagar violento.
Soy de los que atestiguan
la belleza y la muerte de la rosa

Ya no somos románticos.

Es la generación moderna y problemática
que toma coca-cola y que habla por teléfono

¡Qué cuidadosamente nos mentimos!

¡Qué cotidianamente planchamos nuestras máscaras
para hormiguear un rato bajo el sol!

o, no te pido que cuides de no herirme porque yo soy la que tiene que aprender a no sentirse herida.

Castellanos se convenció de que las mujeres llegan a ser tales a través de un proceso social y cultural que les imprime cualidades femeninas, y que su condición, por lo tanto, no está predeterminada por la naturaleza, ni constituye una esencia

I
Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo:
que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme
y resbale en espuma deshecha y humillada.

Nadie lo confesaba, pero todos
estaban orgullosos de ser como juguetes
en las manos de un niño.

La manzana cayó; pero no sobre un Newton
de fácil digestión,

sino sobre el atónito apetito de Adán.

(Se atragantó con ella como era natural.)

Es así como nacen nuestros hijos.

Parimos con dolor y con vergüenza,
cortamos el cordón umbilical aprisa
como quien se desprende de un fardo o de un castigo.

Es así como amamos y gozamos
y aun de este festín de gusanos hacemos
novelas pornográficas

o películas sólo para adultos.

Y nos regocijamos de estar en el secreto,
de guiñarnos los ojos a espaldas de la muerte.