Un año, pero hay
algo en beber hasta perder el juicio
que es lo que más extraño:
el efecto purificador del alcohol,
el bálsamo,
lo que sigue a la noche de blackouts,
las semanas que siguen
y comprueban que no se acabó el mundo,
que no mataste a nadiey que te han perdonado.
Es como resucitar de entre la mierda.
Ahora, como él,
pero enfermo de inmunda sobriedad
–no hay poder superior a la muerte–,
camino por mi alcoba y la noche
toma la forma exacta de un abismo
y suplico una mano que nadie,
lo sé desde hace mucho,
jamás habrá de darme