Daniel Najmías Bentolila

viajes por mar, desconfianza hacia la autoridad, individualismo y curiosidad

agudos y competitivos, admiraban la excelencia de las personas de talento; sabían expresarse con detalle y eran adictos al placer.

el mundo micénico, de 1600 a aproximadamente 1200 a. C. (capítulo 1); la aparición de la identidad griega entre los siglos X y VIII a. C. (capítulo 2); la época de la colonización y los tiranos en los siglos VII y VI a. C. (capítulo 3); los primeros científicos de Jonia e Italia en los siglos VI y V (capítulo 4); la Atenas democrática del siglo V (capítulo 5); Esparta a principios del siglo IV y Macedonia a finales de ese mismo siglo (capítulos 6 y 7); los reinos helenísticos, del siglo III al siglo I (capítulo 8); los griegos bajo el imperio romano (capítulo 9), y la relación entre los griegos paganos y los primeros cristianos, que a finales del siglo IV d. C. desembocó en el triunfo de la nueva fe monoteísta (capítulo 10).

Las emociones, como las opiniones, son un entretenimiento.

ano? Me encantaría.
–Lo único peor que trabajar es no trabajar –declaró Griff.

Birgit era hija de la República Democrática Alemana, del mundo proletario que con celo socialista y prusiano quería convertirse en burgués y se tomaba en serio la cultura y la política como en tiempos hizo la burguesía hasta que lo olvidó

miró desde arriba y supo que estaba muerta. Pero al mismo tiempo tuvo la sensación de que más tarde podría contarle que se la había encontrado muerta en la bañera y hablar con ella de lo que había pasado.

La miró desde arriba y supo que estaba muerta. Pero al mismo tiempo tuvo la sensación de que más tarde podría contarle que se la había encontrado muerta en la bañera y hablar con ella de lo que había pasado

La miró desde arriba y supo que estaba muerta. Pero al mismo tiempo tuvo la sensación de que más tarde podría contarle que se la había encontrado muerta en la bañera y hablar con ella de lo que había pasado.

Pero ella tenía su vida, una vida que, a su manera, también era completa y perfecta, salvo que él no la conocía y no sabía qué tenía de bueno y qué de malo. Y, aunque Birgit lo había introducido en su vida, Kaspar se sintió de repente un intruso y se asustó.