píxeles de colores, vaciarme, barrer toda sensación de angustia latente por ser como era, aniquilar mis sentimientos. Al mismo tiempo, quería despertar, comprometerme política y socialmente. Y también quería declarar mi presencia, enumerar mis intereses y objeciones, notificar al mundo que seguía estando en él, pensar con los dedos, a pesar de que casi había perdido el arte del habla. Quería mirar y ser mirada, y en cierto modo era más sencillo hacer las dos cosas a través de la pantalla.