Una caja musical. Kell sonrió para sí.
Tenían música en el Londres Rojo y también cajas musicales, pero la mayoría funcionaba por encantamiento, no a manivela, y a Kell le gustaba el esfuerzo que residía en esas pequeñas máquinas. Había tanto del mundo gris que era torpe, pero de vez en cuando su carencia de magia llevaba a la inventiva. Sus cajas musicales, por ejemplo. Un diseño complejo pero elegante. Tantas partes, tanto trabajo, todo para crear una pequeña melodía.