Además, cuanto más te alejas del negocio y de la familia, tanto más amistoso, indulgente, amable, considerado y participativo (quiero decir, también exteriormente) te vuelves; siempre has sido como un autócrata, que cuando se encuentra fuera de los límites de su territorio no tiene ninguna razón para seguir siendo tiránico y puede relacionarse de buena gana incluso con la gente más humilde.
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