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Dubravka Ugrešić

  • Fernandohas quoted10 months ago
    El bolso siguió siendo el almacén central de los recuerdos.
  • AM / ABhas quoted2 years ago
    Tal vez los diminutivos eran la saliva con la que ablandaba en la boca las palabras duras como caramelos, o tal vez con ellos simplemente compraba tiempo para una nueva palabra, para la siguiente frase.
  • AM / ABhas quotedlast year
    Los estereotipos le proporcionaban, supongo, la sensación de que todo estaba en orden, de que el mundo seguía en el lugar de siempre, de que ella mantenía todo bajo control, de que aún tenía capacidad de decidir. Los manejaba como si fueran sellos invisibles y los estampaba por doquier dejando su huella.
  • Katia Escalantehas quotedlast year
    —Iván va en busca de la doncella, recorre todo ese camino, la alcanza, pero no conquista su corazón. Para lograrlo, Iván debe cruzar un mar. En la otra orilla crece un roble, encima del roble hay un arcón, y en el arcón una liebre, dentro de la liebre un pato, en el pato un huevo. Dentro de este huevo se encuentra el amor de la Zar-doncella.
    —Y ¿luego?
    —Ni siquiera eso basta. La muchacha primero debe comerse el huevo. Tan solo cuando se lo come el amor por Iván torna a su corazón…
    —Y ¿se comió el huevo?
    —Sí. Aunque gracias a un engaño.
  • Añita Piñahas quoted8 months ago
    Al principio son invisibles. Y de repente empiezas a fijarte en ellas. Se arrastran por el mundo como un ejército de ángeles envejecidos. Una se pone frente a ti. Te observa con los ojos abiertos de par en par, con una mirada azul pálido, y formula su ruego en un tono a la vez orgulloso y zalamero. Te pide ayuda, tiene que cruzar la calle, y no se atreve a hacerlo sola, o subir al tranvía, y las rodillas ya no la sujetan, busca una calle y el número de una casa, y ha olvidado sus gafas… Sientes una compasión repentina por este ser senil y, conmovido, realizas una buena obra y el papel de protector te llena de satisfacción. Precisamente aquí, en este instante, hay que pararse, resistir al canto de la sirena; con una gran dosis de voluntad, rebajar la temperatura del propio corazón. Recuerda, las lágrimas de estas señoras no significan lo mismo que las tuyas. Porque, si cedes, si aceptas, si intercambias una palabra de más, caerás bajo su poder. Te deslizarás en un mundo en el que no tenías previsto entrar, porque cada cosa a su tiempo, porque, por Dios, todavía no ha llegado tu hora.
  • Añita Piñahas quoted8 months ago
    Una de ellas es rechoncha, con un bulto firme en la nuca, parece un bulldog envejecido.
  • Añita Piñahas quoted8 months ago
    Al principio son invisibles. Y de repente empiezas a fijarte en ellas. Se arrastran por el mundo como un ejército de ángeles envejecidos. Una se pone frente a ti. Te observa con los ojos abiertos de par en par, con una mirada azul pálido, y formula su ruego en un tono a la vez orgulloso y zalamero. Te pide ayuda, tiene que cruzar la calle, y no se atreve a hacerlo sola, o subir al tranvía, y las rodillas ya no la sujetan, busca una calle y el número de una casa, y ha olvidado sus gafas… Sientes una compasión repentina por este ser senil y, conmovido, realizas una buena obra y el papel de protector te llena de satisfacción. Precisamente aquí, en este instante, hay que pararse, resistir al canto de la sirena; con una gran dosis de voluntad, rebajar la temperatura del propio corazón. Recuerda, las lágrimas de estas señoras no significan lo mismo que las tuyas. Porque, si cedes, si aceptas, si intercambias una palabra de más, caerás bajo su poder. Te deslizarás en un mundo en el que no tenías previsto entrar, porque cada cosa a su tiempo, porque, por Dios, todavía no ha llegado tu hora.
  • Añita Piñahas quoted7 months ago
    Ante la falta habitual de palabras, su voz era lo único que le quedaba.
  • Añita Piñahas quoted7 months ago
    Yo entendía su idioma. En la mayoría de los casos sabía a qué se refería cuando decía eso.
  • Añita Piñahas quoted7 months ago
    es un ser humano que todavía sabe que «la mejor manera para preparar las judías es en ensalada, y la vejez es una gran desgracia».
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