Los niños digerían los mandamientos del Decreto de Emergencia al mismo tiempo que la leche materna: no te asociarás con la bruja; no dirás ni una palabra sobre ella a la gente de fuera; cumplirás con el reglamento de visitas; y el pecado mortal: nunca, bajo ninguna circunstancia, abrirás los ojos de la bruja. Eran reglas motivadas por el miedo, y Steve sabía que el miedo conducía indefectiblemente a la violencia