María Losada

En este momento, soy tuyo. —Recorre con las manos la camiseta hasta ponerlas sobre mis hombros desnudos

el temor a perder al otro es más fuerte que el dolor que nos provocamos

Nadie me dijo que amar a alguien podía hacer que te sintieras tan mal. ¿Cómo es posible? S

—Espérame —me dice, con las palabras ahogadas por la angustia—. Necesito que me esperes

Siempre seré tuyo. No existe tiempo ni distancia capaces de hacer desaparecer eso, Lily. Tienes que creerme

El respeto es algo que se gana. Quizá la próxima vez deberías avisar antes de venir, o quizá deberías haber empezado con un «hola, Lo, hola Lily, ¿qué tal os ha ido el día?» en vez de ponerte a exigir como una gilipollas

—Se te ponen rojos hasta los codos —comenta, con una creciente sonrisa mientras sigue llenando el vaso—. Eres como la Violet de Willy Wonka, solo que no te has comido una cereza mágica.

, ducha. Yo, pizza. Tarzán comer a Jane. —Me muerde el hombro.

—Llevas una bata —refuta él—. Ya te he visto muchas veces desnuda.

—Cuando éramos niños —respondo.

—Estoy seguro de que tus tetas no han crecido demasiado desde entonces.

Incluso aunque la monogamia me asusta, lo intentaría por él.
Lo haría por tener a Loren Hale.
Creo que siempre he deseado hacerlo con él.