Todo esto es la esencia de la necesidad afectiva, del enemigo del dependiente emocional, porque justamente el gran problema del dependiente es que no arregla sus déficit de suministro afectivo interno potenciándolo, sino buscando una sobrecompensación del externo. En resumen, algo muy alejado del “deseo afectivo” que es más controlado, tranquilo y selectivo, porque parte de un equilibrio de los suministros interno y externo.