Quizás, debido a que las palomas tienen una larga historia de relaciones afectivas y cognitivas con las personas, ellas también observaban a los niños, y al menos no sufrían abusos. Sé que este relato es una historia, una invitación y un logro, pero el espacio para la recuperación de categorías interespecies despreciadas de habitantes urbanos merece ser ampliado, no clausurado