La duda. Un tío te agarra por los hombros y te zarandea como a una máquina expendedora de bebidas. Ese tío eres tú. La primera duda es la duda sobre uno mismo, el miedo a equivocarse, del que uno no puede ofrecer la prueba ni determinar la causa. La duda es una serie de preguntas sin respuestas que se alimentan a sí mismas y te carcomen hasta el hueso. La duda es una prueba definitiva. Cuando tienes que reaccionar, te golpea en la confianza, las verdades, las costumbres y los gestos del día a día. Avanzas con el espíritu trémulo, alterado, porque la duda devora tu libertad de pensar y de moverte. La duda es un suelo inestable, peligroso, resbaladizo y mortal.