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Laura Bates

  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    Yendo más allá de la primera semana de universidad, el conjunto de las experiencias de sexismo en la enseñanza superior ha creado una de las categorías más comúnmente denunciadas en el proyecto Sexismo Cotidiano hasta el momento. En 2012, el periódico del Imperial College, Felix, publicó un artículo «de broma» que ofrecía a los estudiantes varones una receta falsa para la droga que facilita los abusos sexuales en las citas, el Rohypnol, como una «forma sencillísima» para asegurarse de tener relaciones sexuales la noche de San Valentín «por un precio inferior a lo que costaría una puta». Mientras, un artículo de 2013 sobre «cazando avecillas» publicado en Tab, el periódico estudiantil de Liverpool, sugería que «si quieres ser un cabrón astuto, desliza un flunitrazepam a tu piba y métela en la cama de alguno de tus colegas», y añadía «con mucha chispa»: «Con esto no queremos decir que toleremos el uso de drogas para las violaciones en citas». Bien salvado, chicos. ¡Por un momento hemos creído que erais misóginos!
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    En otra parte, un estudiante denunció haber recibido un «reglamento» impreso al unirse al equipo de lacrosse de la universidad. Incluía la siguiente instrucción: «los miembros del equipo no salen con nadie…, para eso están las violaciones».
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    Como sociedad, cuestionamos constantemente el desarrollo de la educación universitaria preguntándonos cómo es posible que las chicas obtengan unas calificaciones escolares tan fantásticas y, sin embargo, se queden tan atrasadas con respecto a sus colegas varones cuando se trata de llegar a niveles directivos.
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    Esta palabra, broma, ha adquirido una importancia central en una cultura que anima a los jóvenes a deleitarse con la cosificación, la búsqueda de sexo y la ridiculización de sus equivalentes femeninas; se camuflan bajo un manto de humor e ironía que emplean para justificar el sexismo dominante y la normalización y desvalorización de las violaciones y de la violencia ejercida íntimamente entre parejas
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    No es una experiencia común, es una inevitable.
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    Mi género no es un insulto. Estoy cansada de toda esta mierda.
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    Un caso de acoso verbal no es una simple experiencia. Ni siquiera se trata de que una persona te insulte o te suelte proposiciones indecentes. Es la conmoción del acercamiento inicial, que muchas veces capta tu atención con una sacudida visiblemente desagradable. Es un escalofrío humillante cuando tus acosadores se ríen. Es la ansiedad, de repente, de tener que volver a evaluar tu seguridad. Es el malestar de que alguien haga algún comentario sobre tu pecho o tus piernas y empieces a sentir pánico mientras compruebas mentalmente tu elección de vestuario (a pesar del hecho de que de ninguna manera seas responsable de lo que está pasando). Es la espantosa vergüenza de imaginar que, puesto que se está opinando con tanto entusiasmo sobre tus piernas, pecho o culo, cualquier persona de los alrededores probablemente tenga también la vista puesta en esas partes de tu cuerpo. Es la culpa (a pesar de lo contradictorio que pueda parecer) al preguntarte si estas personas también te están juzgando en ese momento por el hecho de estar siendo sexualmente evaluada en público. Es el miedo cuando los acosadores a quienes ignoras empiezan a llamarte puta, zorra, furcia. Es la sensación sucia y abrumadora de bochorno cuando nadie se detiene para ayudarte y el mensaje que su silencio envía es: «Lo tienes merecido. No es lo suficientemente injusto como para merecer mi intervención. Es algo normal. Es algo que les pasa a las mujeres. Acostúmbrate». Y es el consiguiente impacto: a medida que comienzas a asociar las propias partes de tu cuerpo con las opiniones no solicitadas que los desconocidos ofrecen sobre ellas; a medida que te replanteas a ti misma y consideras un cambio de estilo o de ropa o —en el caso de algunas mujeres— incluso de la forma del cuerpo para evitar tener que volver a pasar por lo mismo otra vez. (Una entrada del proyecto describía a una chica de quince años que estaba «tan deprimida a causa del acoso constante que “rogó” a su madre que le dejara hacerse una reducción de pecho»)
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    El acoso callejero no responde en absoluto a cumplidos simpáticos.

    Empieza por los gritos. Las voces, las llamadas, las peticiones, los silbidos, las evaluaciones y los insultos. La frontera entre un «halago» y una palabrota es variable e impredecible; incontables mujeres han descrito cómo gritos de «¡Eh! ¡Sexy!» y «¡Ven aquí!» han pasado en un solo instante a «¡Puta idiota!» o, incluso, «¡EH, PUTA, TE VOY A ZURRAR DE LO LINDO!» cuando se niegan a responder
  • Itzel Casaña Floreshas quoted12 days ago
    ¿Que por qué armar tanto escándalo?

    Porque el acoso callejero es, quizá, la manifestación más evidente del espectro del sexismo, el acoso sexual y las agresiones sexuales que existe en nuestra sociedad. En efecto, todo empieza con algo muy pequeño, pero al permitir estas «transgresiones» menores estamos dando licencia a las más graves y, al final, al abuso más flagrante
  • pegueroyesibel21has quoted2 years ago
    experiencias tempranas —y todas las demás ocurridas
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