Emily Austin

Me parece tan raro ocupar espacio, que los demás me vean. Me siento como si estuviera cayendo al vacío y Eleanor me lanzara una rosa. Es un detalle dulce e inútil. Sería menos devastador caer al vacío sola, sin arrastrar a nadie. Cuando alguien tiene un gesto bonito conmigo, tomo una insoportable conciencia de lo raro y lo triste que es conocer a otra persona.

Cada vez que discutía con mi familia, mi reacción inicial era fantasear con mudarme muy lejos y no volver a hablarles nunca más. Empecé a pensar en iniciar una nueva vida en otro continente. Cuando me iba a la cama e intentaba conciliar el sueño, me sentía culpable

Si yo no tengo hijos, será como si todas esas mujeres se hubieran reproducido solo para que yo existiera. Yo soy el producto final. Yo soy la hija final

Ojalá encuentre algo que me saque de mis pensamientos sobre la futilidad de la existencia, o bien ojalá me muera de la forma menos molesta para mi familia

En el mundo hay un montón de cosas que podrían considerarse mágicas si no fueran reales.

Es muy bonito que sea feliz, yo creo. Es muy bonito que alguien sea capaz de ser feliz, en realidad. Y es increíble que el cuerpo humano tenga la capacidad de producir las sustancias químicas de la felicidad. Me jode un poco que a mí no me hayan tocado ninguna de estas sustancias químicas, pero de cualquier forma me alegro de que esta señora tenga suficiente dopamina, oxitocina y todo lo que hace falta para sostener esa sonrisa, a pesar del hecho de que su marido se acaba de morir, y de que esos dientes probablemente sean falsos, y de que la vida humana no tiene sentido en general

Escucha, porque esto es muy importante. Estamos flotando en el espacio, ¿vale? Piénsalo: somos fantasmas dentro de esqueletos, sacos de piel, flotando en una roca en medio del espacio. Si hay algo que te haga feliz, por favor, hazlo

No me cuesta aceptar que soy una bacteria, o un parásito, o un cáncer. No me cuesta aceptar que mi vida es trivial, que no soy más que una mota de polvo. Lo que me cuesta es aceptarlo para la gente que me rodea. Me cuesta aceptar que la vida de mi hermano no importa nada, o que las ancianas que se mueren no importan nada, o que los conejos o los gatos no importan nada. Me siento absolutamente insignificante y al mismo tiempo hiperconsciente de lo importante que es todo el mundo

A pesar de tener rotos el coche y el brazo, voy conduciendo hasta Urgencias. He decidido no llamar a una ambulancia porque no me gusta montar numeritos. Prefiero estrellarme contra otra furgoneta a verme rodeada de un montón de médicos dentro de un vehículo tan escandaloso.

Me aferro al volante mientras me invade la inquietud de saber que soy un ser vivo que respira y que algún día morirá