Lo inauténtico sería en este caso pretender salir de la condición de accidentalidad y sustancializarse, tentación a que se orilla casi por necesidad el mexicano cuando no “soporta ya más” su originaria constitución. La “suficiencia” a que aspiramos no puede ser una “sustancialidad”, sino una suficiencia brotada de la misma insuficiencia, único tránsito legítimo y propiamente moral, como más tarde explicaremos.