Javier Recas Bayón

redactó sus Meditaciones, una obra de exquisita introspección y espiritualidad, en el fragor de las campañas contra los marcomanos en el frente norte del Imperio.

en la comida y estar lejos de hacer una vida opulenta»

entrega de la toga virilis que le reconoce mayoría de edad

El romano cultivado (y mucho más si su futuro era lo público), debía demostrar destreza en el manejo de la gramática y la oratoria.

comprender perfectamente cuál suele ser la envidia, la astucia y la hipocresía propias de un tirano»

honestas costumbres y a no enojarme con facilidad.

el portarme con modestia

liberalidad para con todos, el abstenerme, no sólo de hacer el mal, sino también de pensar hacerlo, y, además, el ser frugal en la comida y estar lejos de hacer una vida opulenta.

Enseñóme también la tolerancia en el trabajo, el contentarme con poco, el servirme a mí mismo, el no implicarme en los asuntos ajenos y no dar oídos a los chismosos.

aun en las cartas siguiese un estilo natural y sencillo, semejante al que se deja ver en aquella que él escribió desde Sinuesa a mi madre; que de tal manera dispusiese mi ánimo para con aquellos que, faltando a su deber, me diesen algo que sentir, que al punto que quisiesen volver a mi amistad, yo, con toda facilidad y buena gracia, me reconciliase con ellos.