pérdida de la posibilidad de reconocer instantáneamente lo que es importante y lo que es accesorio o está fuera de lugar; lo que es incompatible o, por el contrario, podría ser complementario; todo lo que implica tal consecuencia y lo que, al mismo tiempo, impide”. Debord añade que un alumno adiestrado de tal forma se encontrará, “desde el principio, al servicio del orden establecido, aunque su intención haya podido ser absolutamente contraria a este resultado.