En aquellos siete años, Sarah Clay no había podido olvidar ni perdonar que Max Scalise la hubiera rechazado. Ahora Max estaba de vuelta en el pueblo y no paraban de encontrarse. El más mínimo roce seguía haciendo que todo su cuerpo se estremeciera, pero Sarah sabía que no debía dejarse llevar… ¿O acaso no lo sabía?
Muchas cosas habían cambiado, pero Max seguía tan enamorado de Sarah como siempre; sin embargo ella ni siquiera parecía querer mirarlo a los ojos. No obstante, Max estaba empeñado en recuperar su amor, aunque para ello tuviera que revelarle sus más profundos secretos.